martes, 10 de septiembre de 2013

Marsella: la ciudad

Cuando vine creía que era una ciudad como Madrid, con mucha gente, mucho tráfico, pisos altos, rascacielos, agobio, y todo muy comercial. Ahí hay parte que es verdad, y parte que no.
Marsella es una ciudad grandísima (la segunda más grande de Francia, después de París). Es cierto que hay mucha gente pero, como todas las ciudades: va por barrios. Hay sitios dentro de la misma ciudad que parecen ciudades distintas. Lo más transitado es el centro turístico, que es el vieux port (viejo puerto) y sus alrededores, calles como La Canebière o Le Boulevard d'Athènes, entre otras muchas. En esas calles es donde hay "más vida"; están llenas de tiendas de todo tipo y de restaurantes de comida rápida. Y es que en esta ciudad hay muchas hamburgueserías (muchos McDonalds), pizzerías, y snacks; en casi todas las calles te vas a encontrar algún sitio de esos. Pero, tranquilos, también se come muy bien. Por ejemplo, están las típicas francesas crêpperies (de crêpes dulces y salados), que también hay bastantes. Pero eso sí: para comer bien y barato, hay que alejarse del puerto, porque por allí hay muchos restaurantes de comida de buena calidad, pero son muy caros y ponen la comida en muy pocas cantidades; aunque, claro, las vistas son preciosas.
Luego hay otros lugares menos transitados y un poquito más peligrosos (pero no mucho), como puede ser la zona norte de Marsella, que tiene menos encanto porque está todo más dejado y menos cuidado. En las calles principales, por ejemplo, hay muchos edificios locales importantes (óperas, teatros, ayuntamiento...), y las casas son más monumentales y más antiguas, lo cual hace que tenga mucho encanto. Por estos sitios suele pasar el tranvía (aparte del bus urbano), y es lo mejor para moverse por aquí, sobre todo por el centro urbano. Porque el coche es imposible cogerlo: el tráfico es caótico, y es muy difícil encontrar aparcamiento (porque: o está todo ocupado, o está prohibido aparcar). Muchos coches, mucho atasco, muchos semáforos, y la gente es muy "pitona", pitan mucho, son muy impacientes; y una de las cosas que más me sorprendió es que la gente pasa por mitad de la calle sin mirar, sin ni siquiera un semáforo, simplemente pasan dando por hecho de que el coche tiene que parar y dejarle pasar. Es un caos.

Para aquellos que vengan a Marsella, lo primero que hay que hacer al llegar es ir a una oficina de turismo para hacerse con un mapa de toda la ciudad. Puedes encontrar una en la calle Canebière (de la que he hablado antes), al final de la calle casi, muy cerca del puerto. Y no os olvidéis de que preguntando se llega a cualquier sitio; da igual si no sabes hablar francés y la persona a la que preguntas no sabe hablar tu idioma: con un diccionario y mediante gestos, al final, os acabaréis entendiendo.
Y lo segundo que hay que hacer al llegar aquí (si vas a estar un tiempo), es hacer una cuenta bancaria porque aquí te lo piden para todo, y, después, buscar cerca de tu casa una farmacia, un hospital (o centro de salud), un supermercado, un cajero y una línea de bus o tranvía.
La comida es un poquito más cara que en España, pero no excesivamente. Si pides un café, por ejemplo, te sale alrededor de 1,80€ (por el viejo puerto te sale, a lo mejor, por unos 3€; todo depende de la zona).

Pero, sin duda, lo más importante que hay que hacer en Marsella, es disfrutar de los pequeños detalles:
- Ir siempre caminando entre la gente, escuchando hablarles francés y viendo esas asas tan bonitas a pie, oyendo, a veces, de fondo, el sonido del tranvía
- Perderse entre las callecitas bohemias
- Oler la brisa del vieux port
- Ver la puesta de sol desde el mirador del faro (donde setá Le Palais du Pharo)
- Tomar un crêpe en el paseo del puerto
- Ir a la puerta de oriente y sentir el universo grandioso
- Visitar un sábado por la tarde-noche los chiringuitos de comida multiculturales qu hay al lado del MuCEM
- Caminar por calles de casas antiguas escuchando la BSO de Ámelie

Y una de las cosas que más me gustan es que, por ejemplo, cuando pasas a una patisserie (pastelería) por la mañana, te dice la dependiente muy alegremente y como cantando: "Bonjuor Mademoiselle!!!!!!". Y esos detalles, al final, te hacen sacar una sonrisa.


¡¡¡BESOS Y SONRISAS PARA TODOS!!!

2 comentarios:

  1. Los pequeños detalles son la gracia de la vida. De todo lo que has escrito, lo mejor son los detalles personales que sientes en la ciudad. Yo también los viví en mi ciudad de erasmus, son geniales. ;)

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  2. Sí, estoy aprendiendo a disfrutar de los pequeños detalles, porque me he dado cuenta de que son los que hacen interesantes las vivencias

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