martes, 17 de septiembre de 2013

Manual del guerrero de la luz

Hace unos minutos, me ha invadido un espasmo de insatisfacción relacionado con algo que acontece a mi vida en estos momentos. De repente, todo se me ha nublado y me he encontrado en un mundo donde el futuro no existía, no como yo quiero que exista. Entonces, me he acordado del libro que me regaló mi hermano cuando se marchó de Marsella la semana pasada: "Manual del guerrero de la luz", de Paulo Coelho. Es un libro que recoge pequeños textos en cada página, y cada uno de ellos habla de una cosa distinta sobre la vida. Mi hermano me dijo que, cuando no pudiera hablar con él, cada vez que necesitara una luz que me alumbrase en momentos turbios, pensase en eso que me preocupa, y abriese el libro por una página al azar: esa página me daría la respuesta a mis dudas.
La he abierto, y ha salido esto:

El guerrero de la luz se comporta como una criatura.
Las personas se escandalizan: se han olvidado de que una criatura necesita divertirse, jugar, ser un poco irreverente, hacer preguntas inconvenientes e inmaduras, decir tonterías en las que ni siquiera ella misma cree.
Y preguntan horrorizadas: "¿Es eso el camino espiritual? ¡Él no tiene madurez!"
El guerrero se enorgullece del comentario. Y mantiene su contacto con Dios, a través de su inocencia y alegría, sin perder de vista su misión. 

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